viernes, 10 de diciembre de 2010

FILOSOFIA DE LA HISTORIA DEL TRABAJO Y SU INCOACCIÓN CON LA ÉTICA LABORAL.




Francisco Flores Aguirre



La dignidad del trabajo deriva de la misma naturaleza del trabajo, es decir el trabajo es una actividad humana. La verdad es idéntica a lo creado o a lo hecho. La verdad es el fruto del trabajo de mis manos.

Los libros sagrados, los más antiguos de la Ley, afirman que el PRIMER ENTE fue el que impuso inicialmente el precepto del trabajo en un paraíso para que lo cultivase y lo guardase; este trabajo no era penoso ni necesario porque la tierra y toda la naturaleza, dotadas de una fertilidad maravillosa producían abundantemente todo cuanto al hombre le era necesario para sustentar su vida. Era ocupación, esparcimiento del ánimo y expansión de la vida.

La prevaricación del primer hombre –siguen comentando los Antiguos Textos Sagrados- lo condenó a comer el pan con el sudor de su rostro y desde entonces el trabajo es penoso y necesario, tan es así que el término ´trabajo` viene del verbo latino Tripaliare que significa TORTURAR porque en aquel entonces había un instrumento hecho con tres palos que servía precisamente para eso.

Desde entonces es necesario hacerse unas preguntas básicas, que deben tener respuestas prácticas:

¿Es factible combatir la pobreza y vencerla con ayuda de métodos ortodoxos, hechos a la medida de una sociedad que ya no existe? ¿O deberemos buscar nuevas soluciones, como separar el derecho a la vida de la venta de la mano de obra y extender el concepto de trabajo más allá de aceptado por el mercado laboral?

Cuando se plantea la pregunta qué es la ética del trabajo, se puede decir en pocas palabras que es una norma de vida con dos premisas explícitas y dos presunciones tácitas:

Primera Premisa: dice que, si se quiere conseguir lo necesario para vivir y ser feliz, hay quehacer algo que los demás consideren valioso y digno de pago.

Segunda Premisa: Afirma que está mal, que es necio y moralmente dañino conformarse cuando ya ha conseguido y quedarse con menos en lugar de buscar más; que es absurdo e irracional dejar de esforzarse después de haber alcanzado la satisfacción; que no es decoroso descansar, salvo para reunir fuerzas y seguir trabajando. Dicho de otro modo: trabajar es un valor en sí mismo, una actividad noble y jerarquizadora. Y la norma continúa, hay que seguir trabajando aunque no se vea para que: trabajar es bueno, no hacerlo es malo.

Primera presunción tácita: la mayoría de la gente tiene una capacidad de trabajo que vender y puede ganarse la vida ofreciéndola para obtener a cambio lo que merece; todo lo que la gente posee es una recompensa por su trabajo anterior y por estar dispuesta a seguir trabajando. El trabajo es un estado normal de los seres humanos; no trabajar es anormal. La mayor parte de la gente cumple con sus obligaciones y sería injusto pedirle que compartiera sus beneficios o ganancias con los demás que también pueden hacerlo pero no lo hacen.

Segunda presunción tácita: sostiene que sólo el trabajo cuyo valor es reconocido por los demás (trabajo por el que hay que pagar salarios o jornales que pueden venderse y estar en condiciones de ser comprado) tiene el valor moral consagrado por la ética del trabajo.

En la práctica, esta ética del trabajo sirvió a políticos, filósofos y predicadores para desterrar, por las buenas y por las malas, era que los ciegos vieran la luz, obligar a los necios a emplear su inteligencia, enseñarles a todos a aspirar a una vida mejor, a desear cosas nuevas y superiores y a través de ese deseo mejorarse a sí mismo. En caso necesario habría que obligar a los recalcitrantes a actuar como si de verdad tuvieran esos deseos.

En la práctica sucedió al revés, la aparición del régimen fabril, (la revolución industrial) puso fin al romance entre el artesano y su trabajo: Lo contrario a lo que postulaba la ética del trabajo “del principio del buen rendimiento”. El propósito de la cruzada moral era recrear dentro de la fábrica y bajo la disciplina impuesta por los patrones, el compromiso pleno con el trabajo artesanal, la dedicación incondicional al mismo tiempo y el cumplimiento en el mejor nivel posible de las tareas impuestas. Las mismas actitudes que –cuando ejercía el control sobre su propio trabajo- el artesano adoptaba espontáneamente.

Y sigue la ética del trabajo. ¿Cómo se logró que la gente trabajara? Bajo la ética se promovía una moral de la disciplina, ya no importaban el orgullo y el honor o el sentido de la finalidad. El obrero debía trabajar con todas sus fuerzas día tras día aunque no hubiera el motivo de ese su esfuerzo o fuera capaz de vislumbrar su sentido último. Antes la gente acostumbraba a darle sentido a su trabajo a través de sus propias metas. Recuerdo a mi papá en la empresa minera Asarco de Santa Bárbara Chihuahua que se iba a la empresa hasta dos horas antes del horario establecido para preparar su ambiente de trabajo. ¡Hoy la imposición de la ética implica la renuncia a su libertad!

Hoy como hace 200 años de revolución industrial, los seres humanos sienten un disgusto hacia cualquier regularidad de hábitos. Descontentos por que no podían entrar y salir como querían, ni descansar en los tiempos que estaban acordados. En la práctica, la cruzada por la ética del trabajo era la batalla por imponer el control y la subordinación. Se trataba de una lucha por el poder en todo, salvo en el nombre, una batalla para obligar a los trabajadores a aceptar, en homenaje a la ética y la nobleza del trabajo, una vida que no era noble ni se ajustaba a sus propios principios de moral. Por primera vez en la historia se habría dado prioridad a “lo que se puede hacer” por encima de lo “que es necesario hacer” con esto se hace posible una paradoja: “crecimiento por el crecimiento mismo”. Se les enseña a actuar no a pensar. El trabajador debe ser atento y diligente, no pensar en forma autónoma, sólo le debe adhesión y lealtad a su patrón. Otra paradoja: las virtudes que admiramos en un hombre son defectos en otro.

Wolf Lepenies, desde fines del siglo XVII, el lenguaje para referirse a la “naturaleza”, era todo lo creado por intervención divina, lo dado, no procesado, ni tratado por la razón y la capacidad humanas y estaba además saturado de metáforas militares.

Francis Bacon, no dejó nada a la imaginación. La naturaleza debía ser conquistada y obligada a trabajar duro para servir mejor que cuando se la dejaba en libertad; servir a los intereses y al bienestar humano.

Descartes comparó el progreso de la razón por una serie de batallas victoriosas libradas contra la naturaleza. Diderot, convocó a teóricos y prácticos a unirse en nombre de la conquista y el sometimiento a la naturaleza. Karl Marx definió el progreso histórico como la irrefrenable marcha hacia el dominio total de la naturaleza. Saint-Simon y Augusto Conte, hicieron lo mismo.

En conclusión todo cuanto detenía o demoraba la marcha hacia el progreso dejaba de ser moral, por ejemplo, la piedad, la compasión y la asistencia estuvieron en primer plano. La piedad por las víctimas debilitaba la resolución, la compasión hacía más lentos los cambios.

Por otro lado lo que contribuyera a la victoria final sobre la naturaleza era bueno y resultaba en “última instancia” Ético porque servía “en el largo plazo” al progreso de la humanidad.

Enemigos del progreso eran: la defensa que el artesano hacía de sus tradicionales derechos, la resistencia opuesta por los pobres en la era preindustrial al régimen mecanizado. La resistencia de la naturaleza debería de ser quebrada, desenmascarada, anulada, con poco remordimiento como ya habían sido anuladas otras estratagemas de la naturaleza.

Otra conclusión es que la tarea de lograr que los pobres se pusieran a trabajar y los “voluntariamente ociosos”, se pusieran a trabajar no era solo económico, sino también Moral. Los nuevos programas de beneficencia no están concebidos con el espíritu de la caridad. Se celebra el advenimiento como el comienzo de un nuevo orden moral, en el cual los poseedores de propiedades retomaran como paternales guardianes de los menos afortunados; para acabar no con la pobreza, esto ni siquiera parece deseable, sino con las formas más abyectas del vicio, la indigencia y la miseria física.

Corolarios:

1. El trabajo para el hombre es un deber natural personal y un deber natural social. Deber natural porque su constitución física se lo impone. La vida no puede concebirse sin movimiento. Es una ley común del individuo y de la especie. Con el trabajo se obtienen los medios necesarios para conservar la vida y conservar la vida es el primer deber natural del ser humano. El trabajo es un deber natural social, porque el hombre está destinado por la naturaleza a vivir en sociedad. Así se dice “quien no quiera trabajar que no coma”, porque no pierde el derecho quien no puede trabajar.

2. Las crisis del hombre en todas sus dimensiones está en nosotros y la única salida es el trabajo que permite excelsas satisfacciones en todos los órdenes como es el estímulo económico, fruto del esfuerzo creador, físico y espiritual de uno mismo. Si usted da trabajo a otro, gracias porque ofrece dignidad.

3. La justicia histórica es la actual riqueza de occidente. Es el legado conjunto de generaciones y debe beneficiar a todos los descendientes; Porque el derecho a seguir con vida que condiciona toda elección de valores y que la precede, es propiedad inalienable de todos los seres humanos, no algo que tenga que ganarse.



















viernes, 26 de noviembre de 2010

FILOSOFANDO POR UNGA


El trabajo, la prescindibilidad, la globalización y los pobres

Francisco Flores Aguirre y Francisco Flores Legarda


“Podríamos decir
que el trabajo es
en la actualidad
un ensayo diario
para la prescindibilidad”

Hay un pánico ante el crecimiento (dejar de ser quienes somos) que se “alivia” mediante el control autoritario. México no pasado ninguna de las pruebas en que se le ha presentado la oportunidad de crecimiento. A ello se debe su actual retraso.

Nada de lo que hicimos en el siglo XX ha funcionado. Es momento de cambiar de métodos. El eje central es que el Gobierno cumpla con su parte del pacto social que el pueblo le encomendó.

De otra manera, nos volverá a ocurrir lo mismo en el año 2000: la transición que podría haber significado un cambio de dirección al poco tiempo se revelo como una mera alternancia de partido, pues persistieron iguales políticas económicas y, peor aun, la ortodoxia panista fortaleció el retorno al pasado.


¿Qué es, pues, lo que provoca este fracaso generalizado de las fuerzas sociales y políticas?


Ese fracaso se llama: la desigualdad social. Y hay que descifrar este problema.

Cuando se liberan todas las riendas políticas locales y de las presiones locales, la rápida globalización extraterritorial, producen brechas cada vez más grandes en la población que no solo se ven arrojadas a una vida de pobreza, miseria y destitución, sino que por añadidura se encuentran expulsadas de lo que ha sido socialmente reconocido como un trabajo útil, y económicamente racional, convirtiéndose en PRESCNDIBLES en lo económico y lo social.

El hecho de ver a los indigentes y destituidos, es para todos los seres coherentes y sensibles, un oportuno recordatorio de que incluso la vida más prospera es insegura y de que el éxito de hoy no impide la caída de mañana. Por eso, sacar a los pobres de la pobreza, no es tan sólo un asunto de caridad, conciencia y deber ético, sino una condición indispensable para construir una república de ciudadanos libres, a partir de la tierra baldía que nos dejó la GLOBALIZACIÓN.


La cantidad global del empleo disponible se está reduciendo, un problema que no es “macroeconómico”, sino estructural, en relación directa con el traspaso del control de factores económicos cruciales de manos de las instituciones representativas de los gobiernos a manos del libre juego de las fuerzas del mercado; y como resultado tenemos un título vacío y nostálgico del alguna vez inquebrantable Estado Soberano, hoy en rápida disolución.


Mientras el capital fluye libremente, la política sigue siendo irremediablemente local. La velocidad del movimiento hace del poder real algo extraterritorial.

Se podría decir que, al ser las instituciones políticas existentes cada vez más incapaces de regular la velocidad del movimiento de capitales, el poder está cada vez más alejado de la política; esta circunstancia da cuenta al mismo tiempo de la apatía política creciente, del progresivo desinterés del electorado de todo aquello que sea político –a no ser por los jugosos escándalos protagonizados por las estrellas políticas de turno- y del desvanecimiento de las expectativas de que la solución provenga de los edificios gubernamentales, sean quienes fueren sus actuales o sus futuros ocupantes. Lo que se hace o pueda hacerse en los edificios gubernamentales tiene cada vez menos consecuencias sobre los problemas con que los individuos deben enfrentarse cada día.

Con los Derechos Universales proclamados en la Revolución Francesa, los pueblos celebraron un pacto social, se pusieron de acuerdo en que un gobierno republicano, formado por tres poderes, legislativo, ejecutivo y judicial, se encargaran de regular la convivencia entre la ciudadanos. A quienes detentar el poder público, se les ha olvidado y la partidocracia ha secuestrado la voz del pueblo.

Es sencillo, solo tomar nuestra Carga Magna, y que el Gobierno, cumpla con sus obligaciones: reparto equitativo de la riqueza, impartir justicia pronta y expedita (sacar las narices a la Corte de asuntos que no le competen), buscar que todos los mexicanos tengan educación y salud, otras más, pero ahora y la urgente la seguridad preventiva y una real procuración de justicia.

Los poderes reales y facticos nos dicen: No te agüites, así ha sido, así es y así será. Adáptate a la realidad. Y la realidad del realismo mexicano no es idéntica a la inmovilidad, la imposibilidad.

Total, una vida sin reflexión y pacto social, no merece vivirse…y desde luego…Salud y larga vida.

viernes, 12 de noviembre de 2010

EL TRABAJO Y LA RISA

FILOSOFANDO POR UNGA




FRANCISCO FLORES AGUIRRE



EL TRABAJO Y LA RISA



La Definición del hombre como un ser que trabaja debe cambiarse por la del hombre como un ser que desea –dijo Octavio Paz.

-el pueblo dice, el pueblo murmura y cuando el río suena es que agua lleva:
1. Si el trabajo fuera bueno, no pagarían por hacerlo –pregone Joe Banana.
2. Si el trabajo fuera muy bueno, muy bueno, ya los ricos estarían trabajando. Por eso dicen yo trabajo como los burros, con la contradicción de que los burros por más que trabajen hasta la fecha, no se han hecho ricos.
3. Si el trabajo fuera muy bueno, muy bueno, pero muy bueno, ya lo hubieran nacionalizado.

Y el pueblo dice: No hay mejor lotería que el trabajo y la armonía; y a pesar de todo seguimos creyendo que el trabajo es la mejor forma de solidaridad humana, el mejor compromiso para mejorar el mundo.

Total, una vida sin reflexión no vale la pena vivirse.




viernes, 29 de octubre de 2010

LA BELLEZA DEL UNIVERSO EN LA OPOSICIÓN DE CONTRARIOS

Dios no hubiera creado no digo ángeles, ni siquiera hombre alguno, del que presupiese su mal futuro, si no hubiera conocido a la vez las buenas utilidades que reportaría de ellos. De esta suerte embellecería el orden de los siglos como un bellísimo poema con esta especie de antítesis. Las llamadas en retóricas antítesis son uno de los más brillantes adornos del discurso. En latín las llamaríamos oposiciones , o, hablando con más propiedad, contrastes. Entre nosotros no es corriente esta palabra, aunque también el latín usa de este aderezo en la locución; más aún, usan de él todas las lenguas.


El apóstol San Pablo recurre a estas antítesis en la II Carta a los Corintios, y explica bellamente el pasaje que dice: Con las armas de la justicia para combatir a diestra y a siniestra, en medio de honra y de deshonra, de infamia y de buena fama. Como seductores, y sinceros; como desconocidos, y conocidos; casi moribundos, y he aquí que vivimos; como castigados, y no muertos; como tristes, estando siempre alegres; como menesterosos, enriqueciendo, con todo, a muchos; como no teniendo nada, y poseyéndolo todo. Como la oposición de estos contrarios da un tono de belleza al lenguaje, así la belleza del universo resulta de una oposición en cierta elocuencia, no de palabras, sino de hechos. El libro del Eclesiástico expresó esto con claridad meridiana en aquel pasaje que suena: El bien es contrario al mal, y la vida, contraria a la muerte; así, el pecador es contrario al piadoso. Y observa que todas las obras del Altísimo van de dos en dos, una contraria a otra.

FILOSOFANDO ¿A qué le sacas Mexicano?

El más terrible de los males, la muerte, no es nada para nosotros, pues cuando nosotros existimos, la muerte no existe, y cuando la muerte existe, nosotros no existimos.


No es nada, por tanto, ni para los vivos ni para los muertos; para aquellos no existe, y éstos ya no existen. Total, los costos se reducen a polvo.

¡No somos nada, pura vida!

Así le hablaba el maestro Contador Público Patricio Martínez García a su inteligente alumno Epicuro en el siglo IV antes de Cristo.
 

La Vida, el Mayor Milagro.

No te dejes encandilar por los ataques del mundo imaginario de que traemos la muerte en germen.


No lo tomes como indicaciones de que has llegado a algún lugar. No hay lugar alguno al que tengas que llegar. Simplemente eres como la corriente del río que se integra a otras corrientes hasta llegar a fundirse en la inmensidad del Mar que es pura vida y vida eterna.

La muerte no existe, sólo es cambio de estación. Deja que la naturaleza siga su curso. La muerte es parte de la vida. No es algo personal, no es una calamidad personal que nos haya sucedido a tí y a mí. Iníciate a conocer aquello que nunca muere: ¡Está dentro de tí!
 

jueves, 28 de octubre de 2010

FILOSOFIA DE LA MUERTE POR UNGA

Deutoronomio 14,1                                        Muertos

A propósito de idolatría.

“Hijos sois de Yaveh, nuestro Dios.  No os hareís incisión ni tonsura entre los ojos por un muerto porque tú eres un pueblo consagrado a Yaveh, tu Dios”



Juan, 11                                             Muertos

“Ego sum resurrectio et vita: qui credit in me, etiam si mortuus fuerit, vivet: et omnis qui vivet, et credit  in ME, nor morietur in aeternum.”
“Yo soy la resurrección y la vida:  El que cree en mí, aunque muera, vivirá:  Y todo el que vive y cree en Mí, no morirá jamás.”



Michel, Quois                                La Muerte
p.88                                              El Entierro

Para el cristiano la muerte no existe.  Y en todo caso tiene más de punto de partida que de fin.
La vida no se acaba se transforma y llama “Día del Nacimiento”  al aniversario de la muerte de los santos.
Teresa de Jesús en su lecho dijo:  “No es que me muera, estoy entrando a la vida”.  Nuestros muertos viven. Dios no recibe en su seno las cenizas, ni a los despojos, ni sus olores a muerto, sino a sus hijos vivos.  La filosofía cristiana no es un culto idolátrico a los muertos, sino a la alegría de llegar a la Casa del Padre, donde hay muchas moradas.


Juan 8,51                                     Los muertos

“En verdad, en verdad os digo, si alguno guardare mi palabra, jamás verá la muerte.



Juan 6,51                                     Los muertos

Yo soy el Pan Vivo... si alguno come de este Pan vivirá para siempre.



Pablo, 1 Corintios 15, 12.14-19    La muerte

“Pues si de Cristo se predica que ha resucitado de los muertos, ¿cómo entre vosotros dicen algunos que no hay resurrección de los muertos?...  Si cristo no resucitó, vana es nuestra predicación, vana nuestra fe...  Si es sólo  para esta vida para lo que ponemos nuestra esperanza en Cristo, somos los más miserables de todos los hombres.”

miércoles, 8 de septiembre de 2010

El Comunicador Social y el Oficio de Escribir.







Es muy probable que así haya empezado la difícil y frecuentemente incomprendida profesión de comunicador social.
El pueblo hebreo guiado por Moisés a la tierra de leche y miel acampó a la orilla del mar Rojo. Los Egipcios, junto con su jefe el Faraón, se acercaban peligrosamente. Entonces... los hijos de Israel, alzando los ojos, vieron a los egipcios marchar contra ellos, y llenos de terror clamaron a Dios, y dijeron a Moisés: ¿Es qué no había sepulcros en Egipto, que nos has traído al desierto a morir? ¿Qué es lo que nos has hecho con sacarnos de Egipto? ¿No te decíamos nosotros en Egipto que era mejor servir a los egipcios que morir en el desierto?.
Moisés, preocupado, se alejó del grupo para ir a dialogar con su Manager Yavé el cual le dijo:
- Tú alza tu bastón y tiende el brazo sobre el mar y divídelo para que los hijos de Israel pasen por en medio, en seco.
Al regresar con sus compañeros, un hombre se acercó al gran líder y preguntó:
- ¿Qué harás ahora?
Moisés contestó:
- Haré que se abran las aguas, pasaremos nosotros y cuando pasen aquellos haré que las aguas se cierren, sepúltándolos.
El hombre dio un alarido de admiración y dijo:
- Si lograras hacer eso, te juro que te consigo ocho planas en la Biblia.
Aquí se engendró la profesión del periodista. Nació potencialmente, desde aquel entonces, la inquietud del hombre por decir su palabra, y más si se sabe escribir bien - afirma Sinuhé, el egipcio:
- Tienes razón -dijo-, un soldado no necesita saber escribir, debe saber solamente batirse. Si supiere escribir sería jefe y daría órdenes al más bravo de los soldados.
- Porque todo hombre que sabe escribir es capaz de mandar a los soldados, y no confían ni cien hombres al jefe que no es capaz de garabatear unos signos sobre un papel. ¿Qué placer puede hallar en las cadenas y las condecoraciones si es el hombre de la pluma quien le da las órdenes?
- Pero así es y así será siempre. Por esto te digo, muchacho, que si quieres mandar soldados y conducirlos, aprende primero a escribir. Entonces los portadores de cadenas de oro se inclinarán ante ti y los esclavos te llevarán al combate en tu litera.
Así, yo Sinuhé, abandoné el sueño de ser soldado y no protesté cuando al día siguiente mi padre y mi madre me condujeron a la escuela y a la biblioteca del CIDECH. 

FRANCISCO FLORES AGUIRRE. 
UNGA.

martes, 31 de agosto de 2010

La muerte de Dios

 LA MUERTE DE DIOS

Dijo Nietzche, citando a Goethe.  Un viejo jardinero solía decir:  la naturaleza se deja forzar, pero no violentar.
Nietzche, fragmentos póstumos, 1869-1874)


FILOSOFANDO POR FRANCISCO FLORES AGUIRRE “UNGA”


La muerte de Dios

¿Por qué somos todavía nihilistas?

Algunos, pocos o muchos, ya han anunciado la muerte Dios.

Es posible señalar la radicalidad con la que se enfrenta esta afirmación,  este problema de la muerte de Dios como problema de la pérdida en las sociedades contemporáneas de occidente, de la fe en la religión cristiana, y por lo tanto de una fundamentación de los valores superiores en sentido absoluto de negar lo sagrado.

Nadie pondrá en duda que esta pérdida ha representado una de las conmociones que más gravemente han afectado al mundo contemporáneo y, por lo tanto, al rumbo de la historia occidental.  Porque con la muerte del Dios cristiano desaparece la autoridad incuestionable de la verdad y del bien.  Nuestra vida deja de tener puntos de referencia absolutos, desaparecen las metas trascendentes y tanto los valores de la moral como las verdades del saber, dejan de ser algo establecido eternamente y para siempre, para aparecer como meras creaciones de los hombres quienes colectivamente las han ido produciendo para satisfacer las exigencias de su existencia en el mundo.

Esto es lo que piensa Nietzche como la irrupción del nihilismo, el más inquietante de todos los huéspedes del mundo moderno.

Este huésped nihilista tiene tres facetas importantes:

El primero es negativo en cuanto desengaño traumático o toma de conciencia del absurdo.

Nihilismo –dice Nietzche- es  que los valores supremos han perdido su valor y se han convertido en nada.  Es decir con la desvalorización de los grandes valores tradicionales, la ilusión de inmortalidad y de diferencia espiritual del hombre frente a los demás seres del mundo pierde toda su fuerza y su razón de ser.  El hombre y su destino no tienen un fundamento divino, sagrado, trascendente, sino que su existencia se reduce a su vida sobre la tierra, igual que la de los demás seres mundanos.

El nihilismo tiene un segundo aspecto positivo, según el cual supondría una conquista de la conciencia moderna en su esfuerzo de autosuperación; porque con la muerte de Dios, el hombre queda por primera vez en la historia del mundo, en condiciones de ejercer su libertad.  Ya no tiene que obedecer leyes y valores metafísicos indiscutibles, establecidos extremundanamente por un ser supremo, sino que, puesto que todo valor y toda verdad no son más que interpretaciones, o sea, invenciones humanas creadas para desarrollar, organizar y hacer posible nuestra vida sobre la tierra en unas condiciones determinadas, sometiéndolas a la dura crítica de la razón, interpretándolas, aceptándolas o rechazándolas, a cambarlas por otras, que nos parezcan mejores.  Según esta segunda faceta del nihilismo, nos permitiría atenuar la conciencia absurda, por una virtualidad liberadora, en la medida que se rompe con una ilusión, deshace una mentira de siglos que impedía el pleno ejercicio en libertad de la creatividad humana de interpretaciones y de valores siempre nuevos.

El nihilismo tiene un tercer aspecto  Dice Nietzche que, aunque tras la muerte de Dios estemos en disposición de sentirnos libres para aceptar o rechazar lo que son meros convencionalismos útiles para vivir en sociedad,  eso es precisamente lo que no hacemos.  Es decir, no hacemos uso de nuestra libertad sino que, generalmente aunque ya no creamos en ese Dios cristiano como fundamento metafísico de la verdad y el bien, seguimos comportándonos ante la moral y ante la creencia como si sus valores y sus verdades fueran absolutos e indiscutibles. ¿Por qué? ¿no será acaso que nos gustaría haber sido Dios y aquí en la tierra si nos conviene estar eternamente en el poder?  Nietzche responde: “¿Porque algún sentido es mejor que ningún sentido y porque el hombre prefiere incluso querer la nada a no querer en absoluto”.

En otras palabras, tenderíamos a llenar ese hueco que ha dejado el Dios muerto con otras máscaras, sin duda peores, de la nada.  Por eso continuamos siendo nihilistas, porque seguimos haciendo de la nada la guía de nuestra existencia.  Y es que la muerte de Dios no cura automáticamente al hombre, de su patología nihilista, por lo que ese hombre enfermo y debilitado, tras dos mil años de intoxicación y desnaturalización, no es capaz de asumir ahora su condición de ser mundano y de vivir de acuerdo con valores que tengan su fundamento en esta vida y en la libertad que le es propia, sino que sigue enajenándose en otro tipo de transmundos, como el que hoy se manifiesta en este mundo globalizado, que al perder el sentido de lo sagrado y de lo divino que hay en él, se vende como mercancía y producto de consumo desechable.



La muerte de Dios
Corolario y Propuesta

Así pues ya se formula un diagnóstico ante estas tres propuestas Nietzcheanas para un proyecto de renovación cultural.  En adelante, si debe de haber algún criterio para distinguir lo verdadero de lo falso, a lo bueno de lo malo, tal criterio no podrá ser otro que la vida misma, sus exigencias, su desarrollo y su perfeccionamiento creciente.  Lo bueno y lo verdadero será lo que favorece la vida, lo que contribuye a su salud, a su fortalecimiento y a la intensificación de su libertad interior.  Y lo malo y lo falso será todo aquello que la perjudica, que la hace enfermar y decaer.  ¿Qué sucede entonces si aplicamos este criterio a un enjuiciamiento crítico del sistema de creencias, de ideas y de valores que la tradición occidental asumía como la verdad y el bien, y que han llegado a formar parte de la substancia misma de la humanidad al haber sido incorporadas en el proceso de culturización y fuertemente consolidadas por la fuerza de la costumbre?  Todo este sistema se descubre como instrumento de una estrategia destinada a la domesticación y al sometimiento del ser humano y que actúa, sobre todo desnaturalizando al cuerpo.  Los ideales ascéticos, característicos de nuestra cultura, proponen como virtud cardinal amortiguar e incluso anular, si fuera posible los impulsos, en lugar de sentir nuestros impulsos como algo peligrosos que es preciso contradecir y reprimir, aprenderíamos a recomponerlos y a sublimarlos aprovechando su energía como fuente de salud y de creatividad, lo que haría de nuestra existencia se realizase de un modo más pleno, elevado y satisfactorio.  Para decirlo con otras palabras:  en todas las esferas de nuestra cultura alentaría la misma aspiración a un deber–ser ideal, propuesto como meta suprema a conseguir, frente al cual la realidad o el mero ser de nuestra existencia concreta y sensible es siempre un ser imperfecto, minusválido y despreciable.  Esta separación entre el deber-ser, que nunca llega a ser, y el ser que somos, siempre imperfecto e insatisfactorio, se vertebra sobre un juicio de valor según el cual el que vale es el mundo verdadero y trascendente, o sea, el mundo del deber ser, siempre inalcanzable de manera efectiva, mientras que este mundo en el que estamos no es más que un mundo de apariencias, un mundo falso y sin valor.  Así se induce a despreciar este mundo y a sacrificar la vida por un más allá ideal que nunca logramos obtener.  Se enseña a desconfiar de los sentidos y a sentir la energía de la vida como algo peligroso que es preciso contener o suprimir. 

En conclusión para generar una cultura más sana que el nihilismo de nuestra época es el desapego total y por un verdadero amor por la humanidad, a lo que es lo mismo, reconocer el valor divino de la humano.

Total una vida sin reflexión no merece la pena vivirse  y desde luego salud y larga vida.

Francisco Flores Aguirre                                 
Francisco Flores Legarda

viernes, 13 de agosto de 2010

Los Buenos y los Malos.



Por Francisco Flores Aguirre:

Invitación de Cristo
Dijo:

“Comed este mi cuero.
Bebed, esta mi sangre.

Y se llenó su entorno de hienas de vampiros”. 1


No es fácil señalar las fronteras entre las cuestiones morales y las no morales.  Para poder crecer humanamente en el espíritu, es necesario no perder la admiración, la cual, desde que el hombre es hombre, siempre ha estado presente en él y lo ha empujado a reflexionar. 2

Así afirma Jenófanes en su poema:

“Jamás nació ni nacerá varón alguno
 que conozca de vista cierta lo que yo digo
sobre los dioses y sobre las cosas todas;
porque, aunque acierte a declarar las cosas
 de la más perfecta manera,
él, en verdad, nada sabe de vista.
Todas las cosas ya por el contrario
con Opinión están prendidas”. 3

Si aceptamos la tesis de que los hombres traemos lo malo en germen, (4) también tenemos la posibilidad de reeducarnos y hacernos menos malos en función de nuestra propia existencia. 5

No es Caín lo malo; lo malo son los cainistas y los abelistas -dice- Unamuno-. 6  Y es que los abelistas han inventado el infierno para los cainistas, porque si no, su gloria le resultaría insípida.  Su goce está en ver libre de padecimiento, padecer a los otros.  Les gusta justificar la mediocridad en el próximo; así localizan fácilmente a los culpables. 7

Algunos teóricos clasifican a la moral en dos puntos de vista:  los morales teleológicas (la aristotélica, la utilitarista) toman en cuenta fundamentalmente las consecuencias de nuestros actos y juzgan a éstos por aquellas repercusiones; recomiendan hacer una cosa más bien que otra, porque la primera contribuirá más a nuestra “felicidad” que la segunda.  La moral deontológica -ese el concepto del deber- puebla el universo de presuntos deberes, prohibiciones, y mandatos incondicionados a los que hemos de normar nuestra conducta en cualquier caso, incluso si ello no provoca más que desgracia e infelicidad o incluso en es te caso la desgracia de todo una nación: “Hágase justicia, aunque se muera el mundo”, lo único que hay que conservar es al Partido.

Las morales teleológicas pueden ser, -como afirma Mosterín- perfectamente compatibles con la racionalidad, porque revisan y evalúan frecuentemente sus fines, principios y postulados. 8

Las morales deontológicas, por el contrario, son incompatibles con la racionalidad ya que trata siempre de mantener la integridad de su moral y rechaza las críticas como pecados, perversiones o traiciones.

Este es el moralista por esencia, con actitud dogmática, ya que considera a la moral como una emanación absoluta de los dioses de la naturaleza, de la historia, de las revoluciones de los principios de su partido y no una mera ocurrencia de la mente de los individuos.  Esta actitud moralizante cree que todos los valores que él predica son valores inmutables y objetivos.  A la unión de esta moral con una doctrina se le conoce también en el nombre de ideología perdida.  Esta corriente pregunta de la siguiente manera:  ¿Está permitido o no, es bueno o malo en sí mismo?

La pregunta racional obligada en estas reformas morales y políticas que se han realizado en Chihuahua, de acuerdo a los fines perseguidos, ¿son adecuadas o no? ¿Afectan al mínimo bienestar humano, como son las necesidades fisiológicas básicas, como el comer, el dormir con calor, y sobre todo el etc....?

Por otra parte entre las tradiciones filosóficas, Pascal señala que la sociabilidad es lo real y lo ideal es la soledad.
¿O lo real es la soledad y lo ideal la sociabilidad?

En el contexto de Hobbes y de Maquiavelo -Todorov anota- que el hombre se ocupa de nosotros solo en apariencia y para estar de acuerdo con las exigencias de la moral oficial.  En realidad es un ser puramente egoísta e interesado, para quien los otros hombres no son más que rivales y obstáculos.  Si no estuviera sujeto a las poderosas prohibiciones de la sociedad y de la moral, el hombre, ser esencialmente solitario, viviría en guerra perpetua con sus semejantes en una persecución desenfrenada del poder.  La autosuficiencia, la autoarquía es la realidad del hombre; pero es una realidad amenazada.  La sociedad y la moral van contra la naturaleza humana, imponen las reglas en común a un ser esencialmente solitario. 9

Ahora me explico, por qué:  si en el planeta fuéramos mil gentes, 995 serían las que me odian- o me ofenden, según el Padre Nuestro- porque está uno casi condenado a quedarse solo al estar trabajando en proyectos de vida en común, ante una población que le importa un comino todos los demás.

NOTAS.

1.  Ángel González, “Invitación de Cristo”, Poema (Alburquerque, New México, CSW. Spring 84, 1984) p.36.

2.  Aristóteles. Metafísica. (Madrid, Editorial Aguilar, Obras Completas, 1973) p.912.

3.  Jenófanes. Poemas.  Los Presocráticos (México, Editorial F.C.E., 1980) p. 24.

4.  Nicolás Maquiavelo.  El Príncipe.  (Buenos Aires, Editorial spena Argentina, 19554) p. 81.  Esta es una de las tesis más conocidas las cuales consideran al hombre, malo por naturaleza.  Sería interminable citar las corrientes filosóficas que la apoyan.  Cfr. Max Scheler en La Idea del Hombre y la Historia, en Ediciones Siglo Veinte, Argentina, 1967.  Este texto sintetiza de una manera breve y profunda, cinco tesis sobre la concepción del hombre.

5.  Adolf Haas.  El Origen de la Vida y del Hombre.  (Madrid, Editorial BAC, 1963) pp. 535-540).

6.  Miguel de Unamuno.  Abel Sánchez.  (México, Editorial Aguilar, 19772r) p. 258.  Unamuno, en el prólogo de esta novela lo afirma con solemne profundidad.

7.  Un buen ejemplo de esta concepción sobre la mediocridad, es la obra de José Ingenieros, El Hombre Mediocre, Editores Mexicanos Unidos, México, 1978.

8.  Jesús Mostería.  Racionalidad y Acción Humana.  (Madrid, Editorial Alianza Universidad, 1978) pp. 34-37.

9.  Todorov, La Vida en Común.  Ensayo sobre Antropología General.  (Madrid, Taurus, 1995).  pp. 9-29-

martes, 10 de agosto de 2010

El Libro y el Trabajo.

“Zeus otorga también grandes riquezas a las familias numerosas. Los esfuerzos de muchos producen bienes mayores. Así pues tu espíritu desea riquezas, procede como te aconsejo y añade al trabajo, trabajo”

Lo siento, señor, no hice el trabajo porque no tenia el libro, y no se hizo el trabajo, la secretaria no hizo nada en toda la mañana, se aburrió enormemente y se puso de mal genio. Al ponerse de mal genio, corrió a los reporteros de los diarios locales, se supo por todos lados la negligencia del departamento, y al día siguiente corrieron de su trabajo al señor. “Todo por un libro y no hacer el trabajo” .

Total, una vida sin reflexión y amor al trabajo no merece vivirse.... y desde luego... Salud y larga vida.

La Verdad.

El ser hombre de palabra, parece ser asunto del pasado:
 
Para la más mínima expresión pública o privada ya necesitamos un notario que certifique y avale nuestra verdad.

Afirma Mosterin que Kelsen es uno de los blandos precursores de la democracia relativista.  Kelsen cita el dialogo entre Jesús y Pilatos, en el que Jesús dice: “yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio a favor de la verdad” y después entrego a la furia irracional “democrática” de la multitud. Como Pilatos no sabía que es verdad, concluye Kelsen, invocó al pueblo pidiéndole que decidiera; y así en una sociedad democrática, al pueblo corresponde decidir, y reina la mutua tolerancia pues nadie sabe que es verdad.

No todos los problemas se resuelven levantando el dedo para pedir lo que se quiere; también se requiere saber lo que se necesita.

Total una vida sin reflexión y amor al trabajo no merece vivirse...... y desde luego...... Salud y larga vida.

Imágenes.

FILOSOFANDO

Por: UNGA

Hubo un inquieto y joven universitario, hoy maduro funcionario, que estaba muy celoso de una joven universidad bastante coqueta y voluble.
Un día le dije “tus ojos universitarios, miran a todo el mundo.  * y entonces le arranco los ojos *.
 
Después le dijo “con tus manos puedes seguir invitando jóvenes mancebos”. Y le corto las manos.
 
“Aun así puedes hablar y comunicarte con otros que no piensan como yo”, pensó  y le corto la lengua.
 
Luego, para impedirle sonreír a cualquier eventual admirador, le arranco todos los dientes.
 
Finalmente le corto las piernas. “De esta manera –se dijo- estaré mas tranquilo. No podrá ir a ningún lado.”
 
Solamente así pudo dejar sin vigilancia a la joven universidad que creía amar. “Así, ni quien la quiera, es un adefesio –pensaba-, pero al menos seria muerte hasta la muerte y muerte entera”.
 
Un día regreso a la casa y no encontró a la joven universidad, Ella había desaparecido, secuestrada por un exhibidor de fenómenos en un circo, aun así era universitaria, servia para algo.
 
Total,  una vida sin reflexión y amor al trabajo no merece vivirse..... y desde luego ......Salud y larga vida.

jueves, 29 de julio de 2010

Porfirio Díaz. El Hombre.**Pedro Ángel Palou

Francisco Flores Aguirre

Francisco Flores Legarda


Porfirio Díaz. El Hombre.*
*Pedro Ángel Palou


El presidente Porfirio Díaz es la araña que
Teja del engaño y la injusticia que las
Arañas menores imitan.
RICARDO FLORES MAGON


Fuimos muy duros, algunas veces hasta llegar
A la crueldad; pero todo eso fue entonces
necesario para la vida y el progreso…Comen-
zamos por hacer que los salteadores fueran
condenados a muerte y que la ejecución se
llevara a cabo pocas horas después de haber
sido aprehendidos y condenados.
PORFIRIO DIAZ.


“Soy el aprendiz de cura, el novicio que nunca tomo los votos, el estudiante soldado, el guerrero. Soy el renegado, el apóstata, el blasfemo, el jacobino, el mil veces maldito. El liberal y el Pragmático, me decían como si supieran. Tuve la mano dura. La mano paternal. La mano de hierro. Si, es cierto, hice polvo con esa mano a quien se interpusiera en el camino. Orden y progreso no se logran fácilmente. No es tarea de pusilánimes.  Pocos están dispuestos a luchas, a dar, a entregarse. Soy guerra que no termina. Soy el prófugo, el tránsfuga. Cuantas veces escalé los muros de cárceles y de iglesias.”

Palabras duras de un hombre con la sombra de dictador, cuyos restos han pretendido ser traídos de Paris a México, por grupos de derecha vinculados al Gobierno Federal y al Pan. Vergüenza le daría volver a un país hecho trizas por la delincuencia, la corrupción, de quienes lo alaban y lo quieren poner en los altares de los héroes de la patria.

“El que gano una y otra vez las elecciones. El que tuvo que reelegirse una y otra vez para bien de su pueblo. Soy el viejo carpintero, el anciano que tuvo que irse del país, el inmemorial patriarca que murió lejos del sueño que quiso. Murió mi carne, porque yo sigo aquí, insepulto. Sin sosiego. Soy la calma. Soy el orden. Soy el único que ha podido entretener a la bestia ciega y feroz que se llama México. El único que pudo mantener la paz. Y sí claro, costó sangre. La sangre de pocos por la tranquilidad de muchos. Soy el ferrocarril y el petróleo, soy la riqueza y la tranquilidad, soy el acero y la modernidad. ¡Nunca antes se habían construido tantos edificios y monumentos. Nunca tantos después!



Estas líneas no tratan de rescatar lo bueno o malo del Gobierno de Díaz, solo de establecer un punto de reflexión. Siendo un dictador, busco a su manera la seguridad y el beneficio del pueblo, claro beneficio a los grandes industriales europeos y al lastre de empresarios de aquella época. Los del Pan invocan esta época, pero están lejos de tener la más mínima idea de lo que es gobernar, ser hombres de Estado. Se es o no se es. Duro o blando. No entienden que Díaz a quien tanto adoran, mantuvo una línea, que afecto la economía y la libertad de mayoría de los mexicanos, pero mantuvo una pax que el Gobierno de Calderón desearía aunque sea quince minutos.



Dice Díaz en palabras de Pablo Ángel; cuando estás en el poder te sobran amigos, abrazos, regalos, adulaciones. Cuando lo dejas, así sea como yo, apenas, te das cuenta de todos los enemigos que has hecho. En casi cuatro décadas he sido intocable, omnipresente. Hoy tengo que salir de un barco alemán por miedo a que uno de mis compatriotas me acuchille por la espalda como a un emperador romano. Hoy no sólo intuyo, huelo a mis enemigos. Los veo a los ojos y pienso: Es él, tiene que se él. Él te va a asesinar. No tengo miedo. Nunca lo tuve. Tengo dolor: Un dolor en el pecho, que es una mezcla de rabia y de impotencia.

Nuestros gobernantes no tienen amigos ni enemigos, tienen cómplices. Siameses que los ayudan a hacer dinero bajo la componenda y el dinero público. Acomodan a sus amigos para que no sean maltratados antes los cambios de administración. A su tiempo. La política actual es otro nombre para la deslealtad.



Dice Díaz sobre sus Memorias: “Curioso palabra esa, memorias….en plural. Pomposa manera de llamar a los recuerdos públicos. Tarde mucho en dictarlas, en pensarlas, en pulirlas”. La clase política que nos gobierna no creo que pueda siquiera saber tomar un papel para poner su nombre, ante la vergüenza que dejan con miles de muertos y pobres en las calles”.


Y afirma el General: “No soy el viejo general que huye, ahora lo sé bien, yo el sobreviviente de mi mismo. Es de piedra mi paciencia.”


Solo un pasaje de nuestra historia y si le interesa saber más los invitamos a leer el libro; Pobre Patria Mía, La novela de Porfirio Díaz de Pedro Ángel Palou.


Total, una vida sin reflexión y amor al trabajo no merece vivirse….y desde luego…Salud y larga vida.

martes, 20 de julio de 2010

FILOSOFANDO CON UNGA. ¿SI LA MUERTE NO EXISTIERA?

FRANCISCO FLORES AGUIRRE
FRANCISCO FLORES LEGARDA

Les voy a contar un chisme; un buen día, la muerte decide de repente suspender su trabajo letal, y en pocas palabras, las personas dejan de morir. Al principio se desata una euforia colectiva, pero muy pronto da paso a la desesperación y al caos la gente ya no muerte, pero el tiempo no detiene su curso; la vejez eterna se impone a la vez como regalo y tragedia siguiendo la lógica de la investigación científica Bungiana, se pueden enunciar las implicaciones, secuencias de esta hipótesis:

  • La primera en ser afectada es la Iglesia, pues sin muerte, no hay resurrección y sin resurrección vana es la fè o si es, pero la ventaja de la iglesia es que, aunque no lo parezca, al gestionar lo que está arriba, la promesa después de una buena muerte, gobierna lo que está abajo.

  • Las primeras empresas afectadas serían las funerarias, que ya no tendrían clientes ya no les sería posible publicar planas completas en apoyo a candidatos triunfadores y en vez de apoyos, la primera manifestación en contra de este hecho la muerte sería con toda naturalidad de esas agencias de pumpas fúnebres y traslados.

  • Y ya le pasó a muchos abuelos, sonando la medianoche, cuando estaban a punto de expirar, abrieron los ojos de repente, antes de que sonase la última campanada del reloj de catedral, como si se hubiesen arrepentidos del paso que iban a dar no murieron.

  • Puede ser de madrugada, cuando usted se enferma, pero como ya nadie muere, todos los hospitales están llenos de pacientes y ya no caben más, pues entran y entran y nadie muere, ya no hayan que hacer, porque ya nadie puede vencer a la muerte. 

Pero a unos, ya enfermos, no podrían servir para cuidar nietos, de los hijos que trabajan.

A otros ya dejarlos en los asilos para quitarse la bronca de tenerlos en sus casas, les resultaría muy costoso mantenerlos por la eternidad y a los abuelos, a los que más mal les va, tirados en la calle serían vistos como perros sin dueño y no cabrían en las calles.

Una terrible amenaza se avecina y pone en peligro la industria de los seguros de vida. Los medios de comunicación de dichas empresas están recibiendo miles de cartas con una orden de cancelación inmediata de las pólizas de seguros de vida de los respectivos signatarios.

Afirmaban estos, que, teniendo en cuenta el hecho público y notorio de que la muerte había puesto fin a sus días, era absurdo, por no decir simplemente estúpido, seguir pagando primas altísimas que enriquecerían más a las compañías de seguros; y es más reclamaban la devolución de las cuantías ya abonadas.

Los grandes teóricos de este feliz ocaso dirían que una solución sería multiplicar los hogares, no como hasta ahora, sino aprovechando viviendas y palacetes que tuvieron tiempos mejores.

Después se construirían barrios, después ciudades, después metrópolis, o usando palabras más crudas, cementerios de vivos en donde la falta e irrenunciable vejez, sería cuidada como dios quisiera, hasta no saber cuando, pues sus días no tendrían fin.

Si le importa saben en que termina este chisme, lea a José Saramago premio Nobel de literatura 1998, en su libro las Intermitencias de la Muerte.

Total, una vida sin reflexión y amor al trabajo no merece vivirse…..y desde luego….Salud y larga vida.