miércoles, 8 de septiembre de 2010

El Comunicador Social y el Oficio de Escribir.







Es muy probable que así haya empezado la difícil y frecuentemente incomprendida profesión de comunicador social.
El pueblo hebreo guiado por Moisés a la tierra de leche y miel acampó a la orilla del mar Rojo. Los Egipcios, junto con su jefe el Faraón, se acercaban peligrosamente. Entonces... los hijos de Israel, alzando los ojos, vieron a los egipcios marchar contra ellos, y llenos de terror clamaron a Dios, y dijeron a Moisés: ¿Es qué no había sepulcros en Egipto, que nos has traído al desierto a morir? ¿Qué es lo que nos has hecho con sacarnos de Egipto? ¿No te decíamos nosotros en Egipto que era mejor servir a los egipcios que morir en el desierto?.
Moisés, preocupado, se alejó del grupo para ir a dialogar con su Manager Yavé el cual le dijo:
- Tú alza tu bastón y tiende el brazo sobre el mar y divídelo para que los hijos de Israel pasen por en medio, en seco.
Al regresar con sus compañeros, un hombre se acercó al gran líder y preguntó:
- ¿Qué harás ahora?
Moisés contestó:
- Haré que se abran las aguas, pasaremos nosotros y cuando pasen aquellos haré que las aguas se cierren, sepúltándolos.
El hombre dio un alarido de admiración y dijo:
- Si lograras hacer eso, te juro que te consigo ocho planas en la Biblia.
Aquí se engendró la profesión del periodista. Nació potencialmente, desde aquel entonces, la inquietud del hombre por decir su palabra, y más si se sabe escribir bien - afirma Sinuhé, el egipcio:
- Tienes razón -dijo-, un soldado no necesita saber escribir, debe saber solamente batirse. Si supiere escribir sería jefe y daría órdenes al más bravo de los soldados.
- Porque todo hombre que sabe escribir es capaz de mandar a los soldados, y no confían ni cien hombres al jefe que no es capaz de garabatear unos signos sobre un papel. ¿Qué placer puede hallar en las cadenas y las condecoraciones si es el hombre de la pluma quien le da las órdenes?
- Pero así es y así será siempre. Por esto te digo, muchacho, que si quieres mandar soldados y conducirlos, aprende primero a escribir. Entonces los portadores de cadenas de oro se inclinarán ante ti y los esclavos te llevarán al combate en tu litera.
Así, yo Sinuhé, abandoné el sueño de ser soldado y no protesté cuando al día siguiente mi padre y mi madre me condujeron a la escuela y a la biblioteca del CIDECH. 

FRANCISCO FLORES AGUIRRE. 
UNGA.