viernes, 29 de octubre de 2010

LA BELLEZA DEL UNIVERSO EN LA OPOSICIÓN DE CONTRARIOS

Dios no hubiera creado no digo ángeles, ni siquiera hombre alguno, del que presupiese su mal futuro, si no hubiera conocido a la vez las buenas utilidades que reportaría de ellos. De esta suerte embellecería el orden de los siglos como un bellísimo poema con esta especie de antítesis. Las llamadas en retóricas antítesis son uno de los más brillantes adornos del discurso. En latín las llamaríamos oposiciones , o, hablando con más propiedad, contrastes. Entre nosotros no es corriente esta palabra, aunque también el latín usa de este aderezo en la locución; más aún, usan de él todas las lenguas.


El apóstol San Pablo recurre a estas antítesis en la II Carta a los Corintios, y explica bellamente el pasaje que dice: Con las armas de la justicia para combatir a diestra y a siniestra, en medio de honra y de deshonra, de infamia y de buena fama. Como seductores, y sinceros; como desconocidos, y conocidos; casi moribundos, y he aquí que vivimos; como castigados, y no muertos; como tristes, estando siempre alegres; como menesterosos, enriqueciendo, con todo, a muchos; como no teniendo nada, y poseyéndolo todo. Como la oposición de estos contrarios da un tono de belleza al lenguaje, así la belleza del universo resulta de una oposición en cierta elocuencia, no de palabras, sino de hechos. El libro del Eclesiástico expresó esto con claridad meridiana en aquel pasaje que suena: El bien es contrario al mal, y la vida, contraria a la muerte; así, el pecador es contrario al piadoso. Y observa que todas las obras del Altísimo van de dos en dos, una contraria a otra.

FILOSOFANDO ¿A qué le sacas Mexicano?

El más terrible de los males, la muerte, no es nada para nosotros, pues cuando nosotros existimos, la muerte no existe, y cuando la muerte existe, nosotros no existimos.


No es nada, por tanto, ni para los vivos ni para los muertos; para aquellos no existe, y éstos ya no existen. Total, los costos se reducen a polvo.

¡No somos nada, pura vida!

Así le hablaba el maestro Contador Público Patricio Martínez García a su inteligente alumno Epicuro en el siglo IV antes de Cristo.
 

La Vida, el Mayor Milagro.

No te dejes encandilar por los ataques del mundo imaginario de que traemos la muerte en germen.


No lo tomes como indicaciones de que has llegado a algún lugar. No hay lugar alguno al que tengas que llegar. Simplemente eres como la corriente del río que se integra a otras corrientes hasta llegar a fundirse en la inmensidad del Mar que es pura vida y vida eterna.

La muerte no existe, sólo es cambio de estación. Deja que la naturaleza siga su curso. La muerte es parte de la vida. No es algo personal, no es una calamidad personal que nos haya sucedido a tí y a mí. Iníciate a conocer aquello que nunca muere: ¡Está dentro de tí!
 

jueves, 28 de octubre de 2010

FILOSOFIA DE LA MUERTE POR UNGA

Deutoronomio 14,1                                        Muertos

A propósito de idolatría.

“Hijos sois de Yaveh, nuestro Dios.  No os hareís incisión ni tonsura entre los ojos por un muerto porque tú eres un pueblo consagrado a Yaveh, tu Dios”



Juan, 11                                             Muertos

“Ego sum resurrectio et vita: qui credit in me, etiam si mortuus fuerit, vivet: et omnis qui vivet, et credit  in ME, nor morietur in aeternum.”
“Yo soy la resurrección y la vida:  El que cree en mí, aunque muera, vivirá:  Y todo el que vive y cree en Mí, no morirá jamás.”



Michel, Quois                                La Muerte
p.88                                              El Entierro

Para el cristiano la muerte no existe.  Y en todo caso tiene más de punto de partida que de fin.
La vida no se acaba se transforma y llama “Día del Nacimiento”  al aniversario de la muerte de los santos.
Teresa de Jesús en su lecho dijo:  “No es que me muera, estoy entrando a la vida”.  Nuestros muertos viven. Dios no recibe en su seno las cenizas, ni a los despojos, ni sus olores a muerto, sino a sus hijos vivos.  La filosofía cristiana no es un culto idolátrico a los muertos, sino a la alegría de llegar a la Casa del Padre, donde hay muchas moradas.


Juan 8,51                                     Los muertos

“En verdad, en verdad os digo, si alguno guardare mi palabra, jamás verá la muerte.



Juan 6,51                                     Los muertos

Yo soy el Pan Vivo... si alguno come de este Pan vivirá para siempre.



Pablo, 1 Corintios 15, 12.14-19    La muerte

“Pues si de Cristo se predica que ha resucitado de los muertos, ¿cómo entre vosotros dicen algunos que no hay resurrección de los muertos?...  Si cristo no resucitó, vana es nuestra predicación, vana nuestra fe...  Si es sólo  para esta vida para lo que ponemos nuestra esperanza en Cristo, somos los más miserables de todos los hombres.”