martes, 28 de agosto de 2012

EL HOMBRE Y SUS AFANES


FILOSOFANDO POR UNGA
FRANCISCO FLORES AGUIRRE
EL HOMBRE Y SUS AFANES

PRIMER ACTO
  CELESTINA.- ¿Qué andas buscando, Diógenes?
DIOGENES.- Yo no sé ni siquiera qué es lo que quiero. Estoy buscando…
CELESTINA.- ¿Un hombre honrado que no acepte chayotazos de cincuenta mil pesos?
DIOGENES.- ¿En estos tiempos?
CELESTINA.- Entonces ¿buscas solamente un hombre?
DIOGENES.- ¿Un hombre? No. Después de que me enteré de que el cuerpo humano en el museo natural de historia de Washington se guardan en cristal los productos químicos que forman el cadáver de una persona de 77 kilos, ya no me interesó saber lo que es el hombre. Esos productos son los siguientes:
            Agua                                       48kg.
            Grasa                                      14kg
            Gelatina                                 5kg.
Fosfato de Calcio                 4kg.
Azúcar                                   750gms.
Albúmina…                            3kg.
Almidón                                 500gms.
Carbonato de calcio…          1kg.
Cloruro de Calcio…              250gms
Cloruro de sodio…               100gms.
Otros elementos…              200gms.

El  precio de todos esos elementos comprados en una farmacia sería aproximadamente de $300.00 (tres cientos pesos 00/100) más el IVA $330.00 (TRESCIENTOS TREINTA PESOS 00/100)
CELESTINA.- ¿Entonces quieres lograr que haya justicia en este mundo?
DIOGENES.- ¿Estás bromeando? ¿Justicia en estos tiempos? ¿Crees en la honestidad de los que imparten? No. La justicia es del color del billete que anda en juego.
CELESTINA.- Luego quieres realizarte en el amor.
DIOGENES.- Olvídalo.  El amor es un vínculo de gratitud entre los hombres que se rompe fácilmente. Más vale ser temido que amado.
CELESTINA.- ¿No vas a decir que tú no buscas la felicidad?
DIOGENES.- ¿Qué pasa? ¿Qué dices? =¿Qué es eso? ¡No entiendo!
CELESTINA.- ¡Ay, Diógenes, por lo menos deseas tranquilidad!
DIOGENES.- ¡Tranquilidad, cuando ni siquiera sé si mañana tendré para comer!
CELESTINA.- ¿Qué no tienes esperanzas de algo?
DIOGENES.- Sí ¡Que me dejen trabajar en paz!
CELESTINA.- Ya me fastidiaste. No te entiendo. ¿Entonces que estás buscando?
DIOGENES.- ALGUIEN CON QUIEN HABLAR.
EL PUEBLO.- Pa’ que gritas pa’ juera. Pa’ que gritas pa’ dentro. Si al fin vas a quedarte solo. El compa ya no te escucha. Al cuate ya no le interesa tu problema. Cada quien quiere gozarla solo.  Y así solo se irá enterrado cinco metros bajo tierra. 
 

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