martes, 20 de julio de 2010

FILOSOFANDO CON UNGA. ¿SI LA MUERTE NO EXISTIERA?

FRANCISCO FLORES AGUIRRE
FRANCISCO FLORES LEGARDA

Les voy a contar un chisme; un buen día, la muerte decide de repente suspender su trabajo letal, y en pocas palabras, las personas dejan de morir. Al principio se desata una euforia colectiva, pero muy pronto da paso a la desesperación y al caos la gente ya no muerte, pero el tiempo no detiene su curso; la vejez eterna se impone a la vez como regalo y tragedia siguiendo la lógica de la investigación científica Bungiana, se pueden enunciar las implicaciones, secuencias de esta hipótesis:

  • La primera en ser afectada es la Iglesia, pues sin muerte, no hay resurrección y sin resurrección vana es la fè o si es, pero la ventaja de la iglesia es que, aunque no lo parezca, al gestionar lo que está arriba, la promesa después de una buena muerte, gobierna lo que está abajo.

  • Las primeras empresas afectadas serían las funerarias, que ya no tendrían clientes ya no les sería posible publicar planas completas en apoyo a candidatos triunfadores y en vez de apoyos, la primera manifestación en contra de este hecho la muerte sería con toda naturalidad de esas agencias de pumpas fúnebres y traslados.

  • Y ya le pasó a muchos abuelos, sonando la medianoche, cuando estaban a punto de expirar, abrieron los ojos de repente, antes de que sonase la última campanada del reloj de catedral, como si se hubiesen arrepentidos del paso que iban a dar no murieron.

  • Puede ser de madrugada, cuando usted se enferma, pero como ya nadie muere, todos los hospitales están llenos de pacientes y ya no caben más, pues entran y entran y nadie muere, ya no hayan que hacer, porque ya nadie puede vencer a la muerte. 

Pero a unos, ya enfermos, no podrían servir para cuidar nietos, de los hijos que trabajan.

A otros ya dejarlos en los asilos para quitarse la bronca de tenerlos en sus casas, les resultaría muy costoso mantenerlos por la eternidad y a los abuelos, a los que más mal les va, tirados en la calle serían vistos como perros sin dueño y no cabrían en las calles.

Una terrible amenaza se avecina y pone en peligro la industria de los seguros de vida. Los medios de comunicación de dichas empresas están recibiendo miles de cartas con una orden de cancelación inmediata de las pólizas de seguros de vida de los respectivos signatarios.

Afirmaban estos, que, teniendo en cuenta el hecho público y notorio de que la muerte había puesto fin a sus días, era absurdo, por no decir simplemente estúpido, seguir pagando primas altísimas que enriquecerían más a las compañías de seguros; y es más reclamaban la devolución de las cuantías ya abonadas.

Los grandes teóricos de este feliz ocaso dirían que una solución sería multiplicar los hogares, no como hasta ahora, sino aprovechando viviendas y palacetes que tuvieron tiempos mejores.

Después se construirían barrios, después ciudades, después metrópolis, o usando palabras más crudas, cementerios de vivos en donde la falta e irrenunciable vejez, sería cuidada como dios quisiera, hasta no saber cuando, pues sus días no tendrían fin.

Si le importa saben en que termina este chisme, lea a José Saramago premio Nobel de literatura 1998, en su libro las Intermitencias de la Muerte.

Total, una vida sin reflexión y amor al trabajo no merece vivirse…..y desde luego….Salud y larga vida.

No hay comentarios: